Marte, Júpiter y Saturno como Esclarecedores del Zodiaco

Marte

¡Que la fuerza te acompañe! Esta frase clave del ciclo cinematográfico de La guerra de las galaxias -cuyo guión, aunque se sitúe en un futuro lejano y en un espacio-tiempo inaccesibles, pero totalmente propicios al sueño y la imaginación, se inspira en mitos, leyendas y creencias de la Antigüedad-, también la podríamos emplear respecto a quien tenga la figura del Esclarecedor del zodíaco de la carta astral en Marte, el astro de la capacidad de acción, de la afirmación de uno mismo y de la fuerza física y, por qué no, en un plano absoluto, de la Fuerza.

En efecto, nos hallamos ante una persona que, si lo desea, puede llegar a ser mucho más consciente de sí misma, del uso que hace de su capacidad de acción y, por consiguiente, a través de los actos que emprende o lleva a cabo. Se puede decir, pues, que está cargada de un sentido o al menos que es capaz de tomar conciencia de ello más que nadie. Hasta tal punto que, en un período de su vida, puede llegar a verse privada de su capacidad de acción o encontrarse en una situación donde todo depende exclusivamente de lo que haga.

En otras palabras, es posible que se encuentre de alguna manera obligada a actuar con una gran precisión. Pero también podemos encontrarnos con un individuo que se vea forzado a utilizar mejor sus recursos energéticos, que también son del dominio de Marte, astrológicamente hablando, para ser más eficaz, constante y, de nuevo, más consciente de su capacidad de acción.

En efecto, cuando Marte es el Esclarecedor del zodíaco de la carta astral, el nativo no tiene otra elección que actuar bien y hacer un buen uso de su fuerza o sus fuerzas. De lo contrario, sufrirá rápidamente las consecuencias de sus actos erróneos y estará obligado a aprender a valorar su importancia.

Finalmente, en términos absolutos y en el caso de estar ante un ser evolucionado espiritualmente, su fuerza puede aprovecharse interiormente, o bien sublimada o transcendida hasta la renuncia.
De tal manera, hemos podido observar a Marte como Esclarecedor del zodíaco en la carta astral de muchos adeptos a la no violencia e incluso en objetores de conciencia.

Júpiter

Como este astro tiene una excelente reputación, debemos reconocer que a veces sobrestimada o sobrevalorada, se podría pensar que el individuo que tiene ese astro como Esclarecedor del zodíaco de su carta astral sólo tiene que disfrutar y abandonarse a la felicidad para acceder a una mayor conciencia de sí mismo.

Pero no resulta tan sencillo. La felicidad tiene algo más que decir, y no únicamente que el nativo en cuestión posee verdaderas aptitudes para la felicidad, ya que, sobre todo, es capaz de ser profunda, interior y espiritualmente feliz.

Dicho de otra manera, y por más paradójico que pueda parecer, nunca encontrará la felicidad mirando al mundo exterior, sino aprendiendo a bastarse por sí mismo, no siendo un egoísta, sino como una persona que sabe vivir cada momento de su vida con felicidad sin esperar, querer o buscar más allá de sí misma.

Por eso, Júpiter como Esclarecedor del zodíaco suele ser más un detecto que una ventaja; puesto que, de entrada, lleva al individuo al desarrollo, la exteriorización, incluso a la extraversión, cuando debe sentirse satisfecho con una felicidad mucho más simple y modesta, que no necesita nutrirse de elementos exteriores.

De hecho, su toma de conciencia se efectúa el día en que se da cuenta que posee una gran riqueza interior y que puede sacar mucho de sí mismo, que tiene mucho que dar, sin sentirse jamás desprovisto, despojado ni desposeído. Así pues, su plenitud personal pasa por un conocimiento y una aplicación en su vida de una auténtica generosidad. Accede a la verdadera felicidad estando satisfecho de dar o compartir sin restricciones.

Saturno

Al contrario del astro precedente, éste tiene mala fama, y también sobrestimada. De entrada, se puede pensar que el individuo que tiene Saturno como Esclarecedor del zodíaco de su carta astral tendrá que llevar una pesada carga durante toda su vida. Nada más lejos de la realidad. En cambio, solamente en la madurez conseguirá ser más consciente de sí mismo, de su verdadero valor y de sus medios disponibles.

Muchas veces, sobre todo durante la primera mitad de su vida, hasta los 40 años aproximadamente, pero mucho más durante su juventud, tiende a subestimarse, a sentirse coaccionado o limitado, a imponerse deberes u obligaciones, que está convencido, sin darse cuenta -puesto que su mentalidad lógica y racional le impide este tipo de razonamientos-, que debe soportar solo, sin ayuda de nadie. Como vemos, se trata de una actitud muy orgullosa, que le ofusca durante gran parte de su vida y que se basa en una voluntad rígida de no ver, admitir y aún menos dejarse llevar por sus debilidades.

Sin embargo, tiene debilidades como todo el mundo. Y el día en que se dé cuenta de que las tiene como todo hijo de vecino -lo que a menudo coincide con un momento crucial en su vida o con un período en que no puede prescindir de los demás—, comprenderá hasta qué punto actuaba en contra de sí mismo; puesto que para ser fuerte, como creía serlo, y tenía la sincera voluntad de serlo, es imprescindible que conozca todas sus debilidades, dejar que se expresen libremente y, de ese modo, tomar conciencia de sus verdaderos límites, de manera que se agudice su capacidad de discernimiento hasta acceder a cierta forma de sabiduría.

Por eso, sin ser sabio en el sentido espiritual de la palabra, puede al menos volverse muy filósofo, reflexivo, profundo, serio, lúcido sin ser sectario y, finalmente, una persona que dé gusto conocerla y verla a menudo; puesto que ya no parecerá atormentado por tensiones morales o afectivas, sin mostrarse, tampoco, indiferente ante la vida y los demás.