Cáncer Caballo

El Cáncer Caballo se viste de manera conservadora.

El Caballo es capaz de entregarse en cuerpo y alma a una pasión novelesca y de renunciar a todo inclusive al respeto que se debe a sí mismo por el objeto de su amor. El Cáncer Caballo es, junto con el Escorpio Caballo, el signo más proclive al auto sacrificio. Es capaz de hacerse cargo del amor y sus vicisitudes, la preservación del hogar, los hijos, los animales, el pago de la cuota del seguro y el teléfono. Si se le pregunta por qué sigue luchando con tanta valentía y tan manifiestamente solo, sin cooperación ni compasión, el Cáncer Caballo se contenta con sonreír diciendo: «Lo hago por mi pareja. La amo.»
El Cáncer Caballo irradia una impresión de calma y de fuerza plena de nobleza. Uno recibe la sensación de que podría ponerle un petardo debajo de la silla sin que él se molestara en absoluto. Pocos acontecimientos imprevistos llegan a perturbarlo.
Al Cáncer Caballo le gustan los azules y los beiges en telas de lana de buena calidad. Accesorios de cuero, elegantes pero discretos, y el mínimo de alhajas: un reloj, un broche antiguo o un anillo. El exterior de este sujeto no muestra ninguna extravagancia.
Sin embargo, por dentro alimenta cierto barroquismo de espíritu. Montones de cosas pasan al mismo tiempo por la mente del Cáncer Caballo, que parecería tener una brújula en la cabeza. Reflexiona muy bien antes de zambullirse en alguna empresa insensata y siempre se orienta en el mejor sentido, con buen tino.
¿El Cáncer Caballo tiene defectos? Por supuesto. No olvidemos que ningún signo es completamente bueno o malo. Con su tendencia a los sacrificios por amor al prójimo y o a una persona amada, es natural que se encuentre a menudo herido o amargado. A veces su amado preferiría que el Cáncer Caballo levantara el pie del acelerador de la devoción, pues a veces la sumisión se puede tornar abyecta. Si al Cáncer Caballo se le quita su sentido de la abnegación, se le quitará su razón de ser. Se deprime y empieza a decir frases como estas: «No sé lo que voy a hacer con mi esposa. Bebe demasiado. Sale demasiado y vuelve muy tarde. Estoy muy preocupado. Creo que va a dejarme.» La lamentación de la víctima profesional resuena en la noche.
¿Por qué no intenta ponerse a beber él también o ser él quien la deje a ella? ¿Por qué no se pone violento y reacciona de otra manera? Porque es un Cáncer Caballo. Para él es un placer ser el amante, el adulador, el admirador. Las escenas violentas no le gustan, para no herir a la persona que ama.
Pero no se preocupe demasiado por su Cáncer Caballo. Pese a su aire de mártir, siempre habrá puesto a su nombre la casa, la oficina de su mujer, los niños, los animales y los autos. En el fondo, sabe cómo es la realidad de las cosas y no se asusta si hay que hacer alguna trampita… para asegurar su porvenir y el de su familia, por supuesto.
No vayan a creer que este sujeto es avaro. En absoluto. En verdad es muy generoso, de espíritu y de billetera. Pero es metódico y prudente y tan seguro de lo que desea que, a veces, sencillamente se lo apropia sin más.
En este nativo existe una fuerte predisposición a la melancolía. Sin duda, este es el menos egoísta de los Caballos, pero de todos modos prefiere actuar a su manera. Cuando la suerte comienza a darse vuelta, o inclusive cuando aparece en el horizonte la menor sombra de obstáculos, el Cáncer Caballo cae en un abismo de depresión del que le cuesta emerger. Quizá los que lo rodean no lleguen a percibir su desesperación. Él podrá continuar con su rutina cotidiana, sin siquiera un suspiro que advierta que está a punto de resbalar por la pendiente de la catástrofe emocional. Después, un buen día, sobreviene un accidente, su coche choca contra un árbol o se corta el índice picando unas verduras. Es el resultado de su depresión. La tensión nerviosa y el sufrimiento en silencio son las especialidades del Cáncer Caballo.

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