En público, ésta parece la pareja perfecta: dos personas prácticas, ambiciosas, cuidadosas con el dinero y frías, que se complementan tan bien que resulta difícil determinar dónde termina uno y dónde empieza el otro.
Dos nativos de Capricornio pueden comprender mejor que nadie la inseguridad que se oculta tras esa sonrisa tan segura, el profundo temor de parecer tonto por dar, y perder, un corazón tierno.
Es bueno tener por pareja a alguien que conoce la importancia de ser fiable.
Pero ninguno de los dos quiere ser el primero en ceder, y una relación potencialmente rica puede quedarse para siempre en un nivel superficial, agriada por discusiones sobre cualquier cosa, desde el sexo al deporte, y a veces las ambiciones pueden ser más importantes que el amor.
Pero como ambos trabajan duramente en la relación, es probable que tengan éxito.