Leo Rata

En lo que respecta a conjurar la alegría, los Leo Rata son superiores a todo el mundo

Improvisan una velada extraordinaria a partir de una tormenta, con una suntuosidad y una eficacia inimaginables. Sus cualidades son numerosas. Y sus defectos, graves, aunque raros.
Amado y debidamente admirado, el Leo Rata se pavonea por la vida como si quisiera absorber todos sus aspectos antes de que sea demasiado tarde. Tiene su propio ritmo y sabe organizar sus actividades de modo que encajen todas en su cronograma sobrecargado. El Leo Rata puede tomar el desayuno con la Reina, ocupar la mañana estimulando la moral de un grupo de luchadores de sumo y volver apresuradamente a su casa para almorzar con sus hijos. Su mediodía será un torbellino de eficacia, y lo pasará escribiendo cartas al consejo de administración del hospital (del cual, desde luego, es presidente) y conversando sobre algún nuevo proyecto. Entre las cartas, las llamadas telefónicas y las visitas a personas importantes, el Leo Rata concebirá los planos de la ampliación de su casa de campo o hará una lista de los posibles nombres para su caballo recién comprado. Después del trabajo, irá a conversar con los profesores de sus hijos; luego volverá a su casa a vestirse para asistir a una función de ópera, que frecuenta con una regularidad rigurosa, así como también concurre a todos los conciertos sinfónicos, a los
que está abonado, y a los estrenos cinematográficos y teatrales. Por lo general, los Leo Ratas no languidecen mucho tiempo en la pobreza. Saben medir su astucia en dosis pequeñas que distribuyen, cuando es necesario, para ganar dinero. Son a la vez extravagantes y razonables. Saben brindar su dinero, arduamente ganado, con generosidad y hasta con filantropía. Pero no lo distribuyen a todos los mendigos y los vagos de este mundo por puro amor a la caridad; los Leo Ratas prefieren ayudar económicamente a jóvenes y prometedores talentos de las artes. La combinación de la fuerza natural de Leo con el deseo de poder de la Rata es imbatible en el comercio y las actividades culturales. Esta persona será siempre un líder, a la vanguardia de los logros humanos y de notable influencia sobre los demás.
El Leo Rata observa larga y atentamente a sus allegados antes de aceptarlos como amigos o aliados. Si lo decepcionan por su mediocridad o aun por la tibieza de sus sentimientos, el Leo Rata lo toma como un fracaso personal. Cuando este nativo cae, no lo hace a medias, sino que choca contra el fondo del pozo con un ruido estruendoso. Para volver a levantarse, debe hacer gala de humildad, y la humildad no es el fuerte de los Leo Ratas. Necesitan controlar, dominar la situación. No se salvarán de la depresión internándose en una clínica de descanso, sino emprendiendo actividades nuevas y estimulantes.
El principal talento de este sujeto es su espíritu de empresa. Es un gran emprendedor. El Leo Rata analiza, comprende, conquista y abarca todos los deportes, bailes o nuevos estilos de música a la moda con los que se ve enfrentado. Con sólo ver a un camello, aprenderá a montarlo. El Leo Rata es un pedagogo nato, e irradia sus mejores destellos de fuego cuando sus alumnos triunfan.
Cuando se confunden, los Leo Ratas se ponen de muy mal humor. Les gusta elegir la butaca en la cual se sentarán en el cine y prefieren conducir ellos mismos el coche en el que viajan. Tienen un porte aristocrático y un magnetismo único. Pero detestan perder. Si eso les ocurre alguna vez, nadie dejará de enterarse.

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