Leo Buey

El Leo Buey tiene autoridad y espíritu de mando además de una personalidad con una fuerza extraordinaria

Las relaciones con un Leo Buey no parecerán nunca íntimas o sueltas. Uno termina por preguntarse si en su enorme caja torácica late o no un corazón, o si más bien este nativo se mueve por algún control remoto oculto en alguna parte. Quizás este juicio sobre la actitud indiferente del Leo Buey suene un poco duro e injusto. Pero el Leo Buey tiene maneras tan austeras que es difícil no imaginarlo inflexiblemente insensible.
Los Leo Bueyes se desplazan mucho. No cesan de empujar, avanzar, alcanzar objetivo tras objetivo pese a los obstáculos. Cuando los encontramos, admiramos a estos nativos y no podemos evitar reconocer que son asombrosos: fuertes, valientes y, sobre todo, eficaces. Los Leo Bueyes llevan las riendas en cualquier situación y, una vez dedicados a un proyecto, no renuncian jamás hasta que llegan a buen término.
Estas personas son oportunistas y no se arredran ante los peligros y las amenazas. Se arrojan al fuego y no le temen al conflicto.
Por supuesto, los Leo Bueyes no hablan mucho. En familia y en el trabajo son fuertes pero silenciosos, hasta mudos. Evidentemente, se sienten únicos y aparte. Y si participan en algún grupo, en una empresa o una comunidad, deben ser las estrellas, pronunciar todos los discursos, contar todas las historias raras y sobre todo perorar. De pronto, ante un público arrebatado de interés, el Leo Buey se toma gregario.
Estos nativos son del tipo «sabelotodo» y es muy raro que permitan hablar a otro cuando ellos tienen la palabra. No parecen demasiado curiosos por los consejos y las reflexiones de los demás sobre sus puntos de vista. Son la personificación de la actitud deja hacer a papá. Son los jueces primeros y últimos de lo que es justo, conveniente, inteligente. Si usted opina diferente, no lo diga. Cuando uno se halla frente a un Leo Buey, hay que saber que el único espectáculo es él: intransigente, tenaz, arrogante.
El Leo Buey busca la permanencia y aspira a la estabilidad en su vida privada y pública. Es sumamente terrenal y parece necesitar del calor exterior, aferrarse al amor y al matrimonio, soñar con la familia y el hogar de por vida. Sí, es una persona invencible y victoriosa, pero a veces se siente muy solitario con su actitud autocrática. Entonces le hace falta alguien que le ofrezca calidez. El Leo Buey no se entrega fácilmente a las demostraciones de afecto, y, cuando uno llega a conocerlo bien, se da cuenta de que este defecto le pesa.
Estos sujetos están dotados de una mente superior y de una excelente memoria. En realidad, les cuesta mucho olvidar… y perdonar. Toda humildad les es extraña. Si fallan, tratan de que no se note. La palabra «fracaso» no forma parte de su vocabulario. Si un ser próximo los decepciona, no lo consideran como una circunstancia desafortunada ni lamentable; lo toman como una afrenta personal a su dignidad. Y jamás podrán, ni desearán, rebajarse para reconquistar un amor perdido.
Este sujeto hace reinar alrededor de él un orden perfecto, pero a su vida le faltará cierta espontaneidad. Prefiere los planes y los horarios a las reuniones improvisadas y los picnics sorpresa. Lo cual, por supuesto, reduce las ocasiones alegres de su vida. El Leo Buey, siempre preocupado por la imagen, es una persona activa, atareada y enérgica al extremo. Pero también es pesado y, pese al ritmo trepidante de su existencia, de una lentitud singular.

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