Piscis y el Amor

Sharon Stone es del Signo Piscis.

Piscis se encuentra regido por el planeta Neptuno, que simboliza los mundos ocultos, la iluminación e inspiración. Esta iluminación, a la mínima disonancia, puede dar lugar a toda clase de espejismos y fraudes.

De la misma manera, el amor de Piscis puede oscilar entre la devoción más sublime, entregada y compasiva, a la atracción más degradada y oscura, teñida de aberraciones y morbo. Pero en cualquier caso, su amor irá siempre acompañado de una nota de sufrimiento, de dolor o de angustia. Como, por ejemplo, el típicamente pisciano éxtasis místico, en el que se expresa el dolor del alma por alcanzar la unión divina.

Y, curiosamente, fijémonos que esta poesía menciona al pez («El pez que del agua sale…»). Y Piscis está simbolizado por dos peces —símbolo también de los primeros cristianos, mediante el que se reconocían en las catacumbas, perseguidos por el amor a Cristo—.

De estos peces, como hemos dicho, uno parece querer escapar de la rueda zodiacal hacia otras dimensiones, y el otro regresar a ella. Así, Piscis, navegando entre brumas de paraísos o de espejismos, oscila entre la necesidad de seguridad terrestre, imprescindible para su naturaleza inestable y frágil, y su naturaleza hecha de poesía, erotismo, disponibilidad a lo imprevisible, a la magia del momento, su ansia de misterio y su sed de infinito.

Ello le puede llevar a una dualidad, en constante debate dentro de sí mismo, entre su realidad cotidiana sentimental y sus sueños amorosos.

Y también se puede traducir en la posibilidad de llevar relaciones dobles: una de tipo matrimonial, estable y segura, que le permita funcionar en la vida, y otra, o mejor dicho, otras, en las que dar escape a su emotividad, fantasía y sensualidad, mediante las que vivir lo maravilloso del instante y estar disponible a lo imprevisible e inesperado.

Es, pues, una naturaleza demasiado sensible a las atracciones del momento y, en consecuencia, a cualquier aventura envuelta en el misterio, la complicación, el engaño, la sugestión… Ahora bien, si se le acusa de infidelidad, con palabras balbucientes, indecisas, nebulosas y fabuladoras, responderá que eso no es más que un sueño dorado… Y es que para el Piscis no está muy definido el linde entre realidad y ensueño…

Por quién se siente atraído

En amor, la sensibilidad, fantasía y sentimentalidad del signo de Cáncer pueden resultar muy atractivas para el mórbido y sensual Piscis, y, en consecuencia, puede despertarse entre ambos una romántica historia sentimental. Con Escorpio la atracción es también mucha y, además, la relación amorosa será fuertemente erótica y apasionada.

En Tauro, Piscis encontrará la sensualidad necesaria a su sensibilidad y, asimismo, la seguridad y protección que tanto anhela. Aunque tal vez le resulte demasiado sencillo y claro para su atracción por el misterio.

Con Capricornio puede entablarse una relación, más que de identificación, complementaria: Capricornio aportará el sentido práctico y la iniciativa; Piscis, la sensualidad y fantasía. Por su parte, la fogosidad y dinamismo emprendedor de los signos de Fuego, Aries, Leo y Sagitario, son incompatibles con la pasividad y fantasía de Piscis.

Sin embargo, el signo opuesto a Piscis en la rueda zodiacal es su complementario. Y, evidentemente, el raciocinio, orden, fidelidad, cerebralidad y seriedad del riguroso Virgo pueden resultar la contrapartida ideal para el caótico y emocional Piscis. No por nada suelen darse tantos matrimonios entre ambos signos.

De este modo, si se trata de una Piscis mujer, seguramente se sentirá muy atraída por un tipo de hombre delgado, larguirucho y algo desgarbado, de rostro alargado y fino. De carácter tal vez algo frío y distante, además de excesivamente cerebral, pero suave, amable, educado, de gran corrección y, seguramente, amante de la lectura.

Si el Piscis es hombre, entre tantos devaneos, probablemente al final su mujer sea sencilla, discreta, seria, honesta, modesta y modosita, leal, pulcra, muy ordenada y sistemática, organizada hormiguita trabajadora, virtuosa y fiel. Vaya, todo un dechado de virtudes…