Capricornio y el Amor

Anthony Hopkins es del Signo Capricornio.

Es difícil imaginar a Capricornio entregado a la vida amorosa, inmerso como está en sus absorbentes tareas laborales. Cuesta verlo abocado a sentimentalismos o arrebatos emocionales que, tal vez más tarde, lo comprometan, le resulten caros, se vuelvan en su contra o, en el mejor de los casos, no reciba nada a cambio…

Por ello, antes de la mínima insinuación medirá bien cada una de sus palabras o actos. Pero probablemente esta contención no sea timidez o prudencia, sino que responda a una bien calculada estrategia a largo plazo.

Así, en sus avances, comedidos o audaces, en sus palabras, de ternura o mesurado erotismo, habrá que leer siempre entre líneas y situarlas en un más amplio contexto; averiguar qué efecto pretenden desencadenar, cuál es su finalidad: ¿encender o enfriar, acercar o alejar, enfriar para posteriormente atraer más, o acercar para de pronto rechazar?

Y en esta estrategia para ganarse a la otra persona, a través de la táctica de una de cal y otra de arena, hay que desconfiar incluso de que su propósito sea la conquista del ser amado, y sospechar de que, posiblemente, constituya sólo un medio para alcanzar otros fines. Sin embargo, hay que dejar constancia de que no lo hace malévola o conscientemente; simplemente, reacciona así porque estos mecanismos son reflejos innatos en él.

Y es que el gran deseo, la gran pasión, el único y excelso amor del Capricornio es… el poder. El gran amor de su vida, el objeto de sus suspiros es… su ambición. Galán atractivo y seductor que nunca desfallece ni yerra su objetivo: el interés.

Naturalmente, muchas veces parece que en vez de corazón tenga una computadora. Imaginen lo que puede ser el amor con una persona así: una partida de ajedrez. Partida en la que cada beso o abrazo será una pieza que avanza o retrocede; cada acto consumado, una partida ganada o perdida…

En conciencia, no puedo menos de pensar que uno de sus medios para triunfar en una casa consiste en procurar seducir a la mujer más considerada de la misma. Bajo una apariencia de desinterés y con frases de novela, su grande y único objeto es llegar a disponer del dueño de la casa y de su fortuna… Con estas lúcidas palabras, madame de Renal describe a su amante, Julien Sorel, protagonista de Rojo y Negro, de Stendhal, un prototipo capricorniano.

El matrimonio suele ser, pues, de conveniencia, sobre todo para la mujer, cuya posición social y económica tanto dependen aún, y en general, de aquél.

En cuanto a la fidelidad, el Capricornio tiene en cuenta que sin la seguridad y estabilidad matrimonial es imposible lanzarse ni progresar socialmente.

Es necesaria una base, una palanca… Y además el inteligente Capricornio posee una mente serena que no se deja ofuscar fácilmente por las pasiones. En consecuencia, será de una gran constancia y, al menos aparentemente, de una estricta fidelidad.

Por quién se siente atraído

La fortaleza y sensualidad del exuberante Tauro pueden ser alicientes poderosos para despertar el interés de Capricornio. Pero también la tranquilidad, limpidez y claridad de Virgo, serenarle, hacerle sentir bien y así, poco a poco, establecer una buena relación sentimental.

Asimismo, la sensualidad y morbidez del evanescente Piscis le resultarán magnéticas, y la pasionalidad de Escorpio puede llevarle de cabeza y, por una vez en la vida, involucrarle en una apasionada historia de amor.

Por el contrario, la ligereza, intelectualidad y extroyersión de Libra, Acuario y Géminis seguramente serán incompatibles con el riguroso, práctico e introvertido Capricornio.

Sin embargo, la pareja ideal de este signo es Cáncer, situado en el lado opuesto del Zodíaco, por lo que se convierte así en su complementario. El carácter sensible, imaginativo, cariñoso y sensual de éste se conjugará perfectamente con la fría objetividad y cerebralidad capricornianas.

Cáncer es un signo afectivo y comprensivo que le creará un ambiente cálido y acogedor.

Así, la mujer Capricornio tiene muchas probabilidades de que la atraiga un hombre de grandes ojos, dulces y soñadores, de boca carnosa y sensual y de carácter romántico y cariñoso, aunque algo «lunático».

Por su parte, el Capricornio hombre tenderá hacia una mujer emotiva e imaginativa, frágil y poética, siempre a la búsqueda de la seguridad afectiva y para la que será muy importante crear un cálido hogar.